lunes, 28 de enero de 2008
Nos acostumbramos...
A vivir en nuestra casa y a no tener otra vista, que no sean las ventanas de alrededor.
Y como estamos acostumbrados a no tener vista, luego nos acostumbramos a no mirar para afuera.
Y como no miramos para afuera, luego nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas.
Y porque no abrimos completamente las cortinas, luego nos acostumbramos a encender más temprano la luz.
Y a medida que nos acostumbramos, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud.
Nos acostumbramos...
A despertar sobresaltados, porque se nos hizo tarde.
A tomar café corriendo, porque estamos atrasados.
A comer un algo, porque no da tiempo para comer a gusto.
A salir del trabajo, porque ya es la tarde.
A cenar rápido y dormir con el estómago pesado, sin haber vivido el día.
Nos acostumbramos...
A trabajar el día entero, a oír en el teléfono frases cotidianas,
A sonreír para las personas, sin recibir una sonrisa de vuelta.
A ser ignorados, cuando precisábamos tanto ser vistos.
A no ver a quienes quisieran, que los hubieramos vistos.
Si el trabajo está duro, nos consolamos pensando en el fin de semana.
Y el fin de semana nos lo pasamos pensando, que tenemos que trabajar el lunes; hacemos pesada nuestra vida, y a veces la de los demás y sin darnos cuentas nos vamos haciendo viejos, esperando una felicidad que no llega, ni llegará.
Vivimos en la rutina, nos acostumbramos a ella y tememos a lo nuevo, a lo desconocido y terminamos arrepentidos, cuando no tenemos tiempo de volver atras.
Y el fin de semana, si no hay mucho que hacer, vamos a dormir temprano y nos acostumbramos a quedar satisfechos, porque siempre tenemos sueño atrasado.
Nos acostumbramos a ahorrar vida que, de poco a poquito, igual se gasta y que una vez gastada, ya no queda nada por hacer, solo nos perdimos de vivir.
"La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja" y nosotros acostumbrados a la rutina de vivir en la rutina, nos vamos muriendo lentamente, sin saber que a cada minuto se nos va la vida.
No, nos acostumbremos, rompamos la rutina y vivamos con intensidad, las nuevas emociones que nos depara el destino.
Pensemos que hoy, o quizas mañana, conoceremos a alguien maravilloso que, en algún lugar desconocido NOS ESPERA.
VIVE SIN TEMOR,
VIVE CON AMOR O SIN ÉL,
PERO VIVE.
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